7º Edición del Maratón Alpino AL-MUDAYNA: Pista, senderistas y un Jamón.


Me planteaba esta carrera, en su modalidad de maratón, como un entrenamiento de calidad para afrontar con máximas garantías la próxima carrera de Ricote. El plan era simple: salir en busca de sensaciones en la primera mitad de la carrera y después, en la última media, mucho más montañera, aguantar el puesto conseguido, o porque no, mejorarlo. Pero en el fondo sabía que muy mal se me tenía que dar la cosa para no estar desde el principio en los puestos delanteros (con el estrés que esto conlleva) 


Desde los primeros kilómetros queda claro que este tipo de terreno les venía muy bien a Carlos Marín (SENDA) y a José Antonio Rojano (Ultra Trail Benidor), pues nada más pasar una primera zona de “subibajas” y coger pista, impusieron un ritmo difícil de seguir. Yo me conformaba con no perderlos de vista, y junto a Juan Miguel Cuenca (Independiente) hacíamos lo posible por seguirlos. Por detrás de nosotros y hasta donde me alcanzaba la vista se encontraban, el siempre peligroso Juan José Larrotcha (SENDA) y  Joaquín Cárceles (Spor-ti).


Carlos Marín y José Antonio Rojano: Campeones de la Maratón

Al acercarme a la altura de los 20 kilómetros, un cosquilleo empezó a recorrerme por todo el cuerpo, estaba a punto de recibir los ánimos de los corredores que estarían preparados para disputar la carrera en la modalidad de media maratón.  Una de las cosas que más me emocionan, es notar el reconocimiento de mis compañeros, el apoyo de tus amigos. Pero mi egocentrismo personal se tuvo que conformar con las advertencias de dos voluntarios de la organización, que nos informaban que ahora empezaba lo más duro. No sé si había corrido mucho o se habían retrasado los autobuses, pero no había ningún corredor.

En este punto la situación de la carrera era: en primera posición marchaban Carlos y José Antonio, mucho más cerca de lo que esperaba me encontraba yo, luchando por el tercer puesto con Juan Miguel, que aunque había cedido un poco, cada vez que giraba la cabeza, allí estaba. Como nos habían informado: ahora empezaba lo difícil y yo ya estaba muy cansado.

Juan Miguel, mi acompañante en la primera mitad.
Sobre el kilómetro 26 comienza una de las más duras rampas de la carrera, la subida a las Cabras. Es cuando me doy cuenta que no estoy bien, pues toda la ventaja que había conseguido sobre Juan Miguel, la pierdo en los primeros metros de subida. Yo voy parado y él anda como una moto, antes de coronar ya me ha pillado y adelantado, pero todavía queda mucho, seguro que me recupero.

¡O no! pues nada más coronar y comenzar otra vez la carrera, siento como las dos piernas dicen basta, los músculos se tensan y ya no son capaces de contraerse, no puedo ni andar, ni estar de pie, me tiro al suelo, solo me falta llorar. Otra vez la deshidratación, y ya van muchas. Auxiliado por el agua de un senderista, a los que ya habíamos alcanzado, y un poquito de descanso, hacen que me pueda levantar. El tercero se me aleja y me adelanta Joaquín Cárceles, relegándome al quinto puesto. Me desplazo como puedo, no hago caso a los dolores y confío en que se pasarán. Joaquín no debe de ir tampoco muy fresco, pues no se separa mucho y en una bajada técnica lo adelanto sin problemas.

Joaquín Carceles: el eterno perseguidor.
En lo que me queda de carrera solo hay una historia: moverse entre senderistas a la voz de: ¡Paso! ¡Gracias! ¡Paso! ¡Gracias!.  Joaquín tras de mí, muy cerca y esperando que flaquee. Y aunque aprieto en las bajadas, no consigo ver la camiseta roja de  Juan Miguel. Para más presión, los de la media, que estarán a punto de pasarme.

Sorteando Senderistas 
El tiempo conseguido en la primera parte de la carrera, me permite la suficiente ventaja para ser solamente alcanzado por Raúl Castán, que con una facilidad extrema, me adelanta y se aleja,  como si con él no fuese eso de sufrir. 

Raúl ganando la media maratón.
En última parte de la carrera tengo que regularme muy bien, ya que Joaquín sigue al acecho, viéndolo muy cerca en la corta pero dura subida de las banderas. Pero a partir de este punto, desaparece, lo que me hace aflojar en la pista que me lleva a la meta, donde me relajo tanto que entro andando. Al poco me entero de que mi perseguidor perdió la quinta plaza de la carrera a 200 metros de meta a favor de Oscar Latorre (Marathon Cartagena), que aparte de quedarse con la quinta plaza, le arrebata la tercera posición de su categoría y un jamón.

La cuesta de las Banderas. 
¡Pues si! La organización premiaba con un jamón a los 5 primeros de cada carrera, por lo tanto, esta ha sido una de las carreras más provechosas, 4º de la general, 2º de mi categoría (master 30) y un Jamón.

Esperando el Jamón y el trofeo.

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