Zegama – Aizkorri 2011

Una prueba con 2.700 m.  de desnivel positivo en 42 kilómetros de distancia y con un 50 % de recorrido técnico, hacen de la Zegama – Aizkorri una de las carreras más duras en la que un corredor puede participar. Las grandes pendientes,  las crestas vertiginosas, los tramos con barro, las zonas con difícil pisada y mucho, mucho calor, aumentaron, si cabe aun más, lo complicado del trazado. Y aun siendo conscientes de lo que nos esperaba, partimos desde Murcia una expedición de cuatro corredores: Juanjo Larrotcha, Juanan Martínez, Anto López y un servidor (Javier Salar), con la intención de “disfrutarla”.

Perfil de la carrera, con sus tres cotas máximas en la arte central

Salida de carrera con una vuelta muy rápida por las calles de Zegama para estirar al grupo y nada más salir del pueblo, la primera gran cuesta, con pendientes bastantes pronunciadas. Todo el mundo esta fresco y con la adrenalina a tope, me dejo llevar  por la masa de corredores y hago casi toda la subida corriendo, pero con muy buenas sensaciones.

En las primeras rampas, nada más salir del Pueblo. Al fondo a la derecha.

Estas sensaciones me van a ir acompañado durante mucho tiempo, me siento bien, las piernas responden y el ambiente de la carrera me anima. Hago una primera parte bastante rápida, siempre escoltado por Juanjo, acercándonos con fluidez a la primera gran subida de la carrera “Pico Aratz”, donde las piernas ya empiezan a pedir que controle un poquito más el ritmo. Bajada vertiginosas, con poco tiempo para descansar hasta el “Sancti Spiritu”, donde nos espera la primera gran sorpresa de la mañana.

En el Azkorri, con toda la gente animando

Me lo habían contado, algo había leído, alguna que otra foto visto, pero el fragor  que se  escuchaba conforme me acercaba  al avituallamiento, daba hasta miedo. Un pasillo de gente al estilo Tour de Francia, estaba esperando para espolear a los corredores. Gritos de ánimo hicieron que por un momento dejase de pensar en mis piernas, cada vez más cansadas, y empezase a sentirme como una gran estrella. Mezcla de sentimientos, me encontraba en una nube, sensaciones difíciles de explicar, hay que vivirlas.

En ese momento mi situación en la carrera era buena, pues si las chicas son siempre mi referencia, solamente dos iban por delante de mí. A una (Oihana Kortazar, selección Vasca) no la había visto en toda la carrera y termino siendo la primera chica. Y la otra (Emanuela Brizio, Italia) que me acababa de adelantar en el avituallamiento y terminaría la segunda.

Una vez recuperado de tantas emociones, me tuve que centrar otra vez en la carrera, ya que me enfrentaba a la ascensión al Aizkorri y ya empezaba a notarme cansado. Poquito a poco y sufriendo más de la cuenta, fui acercándome a la cubre, donde nos esperaba otra sorpresa. Una gran cantidad de público, tanto como en el la parte de abajo, había decidido subir a lo más alto de la montaña para poder alentar a los corredores justamente en los más empinado de la cuesta, donde más lo necesitábamos. Otra vez ellos hicieron el trabajo, otra vez ellos me subieron.

Recordaba el perfil, y como se puede ver en la fotografía de arriba, ahora tocaba un poco de llano, pero menudo llano; una arista de piedras afiladas, un subibaja continuo, una pisada complicada  y unos músculos apunto de estallar, hicieron que un llano para descansar se convirtiese en un periplo de sufrimiento,  donde fui alcanzado por la tercera  y cuarta mujer. Ahora lo único que me importaba era evitar los tirones y calambres por una mala pisada o un resbalón, afronto la bajada del Aitzuri muy tranquilo y controlando.

Juanjo, quien hiló una magnifica carrera, quedándose dentro de los 100 primeros.

Poco a poco Juanjo se va acercando, parece que viene entero y con ganas de acabar fuerte la carrera. Me alcanza justo antes de la última gran subida al Andraitz, y lo único que puedo hacer es seguirlo con la vista, ya que con las piernas me es imposible. Me centro en la subida, ya que el cuerpo esta muerto y gracias a los ánimos del incombustible público, se me hace menos duro.

Pero lo peor esta por llegar, ya casi sin fuerzas, me tengo que enfrentar a los 12 últimos kilómetros, menos mal que de bajada, pero cualquier pequeña rampa hace que tenga que poner el pie en el suelo y comenzar andar. Voy muerto y lo único que hace que siga corriendo es el sonido de la zona de meta al fondo. Me hundo totalmente y me adelanta mucha gente. Mis cuádricesp sufren en todas las cuestas, pero finalmente son capaces de llevarme a la meta, donde me espera el descanso, la ducha, el fisio y un divertido viaje de vuelta de casi 8 horas.

Una experiencia inolvidable. Corriendo una carrera como esta, uno se siente un verdadero corredor de montaña.

Posdata: vale la pena ver el vídeo. fijaros como anima el público en las zonas mas complicadas: http://www.abc.es/videos-deportes/20110530/kilian-jornet-venceen-maraton-967017291001.html