Nunca estaré tan cerca.

En Ricote (Murcia), a 10 de octubre de 2010


La mañana amenazaba lluvia, pero muy a mi pesar no llego a materializarse. Mi filosofía sigue siendo la misma: “para una carrera por montaña, las peores condiciones meteorológicas posibles” que seguro que respondo mejor que mis rivales.

La ausencia de agua viene también acompañada de ausencia de estrellas en la carrera, hoy es un buen día para que las figuras de segunda línea puedan brillar, siempre con el permiso de Juan Luis (Maratón Cartagena), el cual se presenta como máximo candidato a ganar y a dar el último empujón para ser Campeón Regional de la Copa.

Nerviosismos en la salida, en la que aprovecho para otear a los compañeros que tendré que vigilar: Juan (Red Deportiva Yecla), Pedro (Aventura-T), José (Aventura-T), Pablo (Maratón Crevillente), el ya mencionado Juan Luis, a mis queridos, pero no menos peligrosos compañeros de SENDA, Juanjo, Christophe y Anto (que aunque no al 100%, siempre atento para recoger los cadáveres que deja la carrera) y deseando que no haya ningún tapado que rompa la carrera.

Empezamos lentos, cosa que me viene bien, ya que así puedo coger mi ritmo poco a poco, llegando a la zona de la primera subida (los zig-zag) colocado en una muy buena tercera posición, pero todavía todos muy juntos. Delante de mí Pablo y Juan Luis, que como era de sospechar, se lanzo desde un principio a la primera posición. Intento ir regulando las fuerzas, ya que acabábamos de empezar, pero no puedo controlar a las piernas, que como si tuviesen vida propia deciden pasar a Pablo, colocándome ahora en segunda posición.

Juan Luis muy cerca, pero siempre por delante sin esperar a nadie, hasta que no se percata de las señales y sigue por la pista, retrocede a tiempo pero yo ya me he colocado en la primera posición. Os lo juro, fue sin querer.

Mi intención era ir con el grupo, resistir todo lo que pudiese, intentar que no me sacarán mucho en las antenas y, valiéndome de mi destreza en las bajadas, intentar pasar a todos los que pudiese. Pero de repente me veo en la punta de la carrera, achuchado por Juan Luis y con un grupito perseguidor no muy lejos.

Bueno, no te preocupes, que esto acaba de empezar, seguro que te pillan ahora mismo y ya te vas con ellos. Pero pasa el tiempo y no se acercan, e incluso noto que cuando aprieto Juan Luis se queda, aunque rápidamente me coge cuando regulo. Me veo primero, y no se que hacer, por lo tanto pues hago lo que todo el mundo con un poco de cabeza haría: aprieto los dientes e intento irme en solitario. Todavía no hemos llegados a los 7 kilómetros de carrera y yo ya estoy pensando en romperla. Ir primero emborracha.

Aprovecho la primera bajadita técnica (antes del segundo avituallamiento)  para sacarle unos metros a Juan Luis (las bajadas nunca ha sido lo suyo) y cuando ya estoy apunto de terminar la primera rampa de subida, miro para comprobar a que distancia llevo a Juan Luis, comprobando que ya ha sido capturado por el grupo perseguidor, en el que adivino: dos camisetas blancas (Juanjo y Christophe) una naranja (Pedro) y una roja (no se si Pablo o Juan, o los dos). Ya estoy solo, las piernas cada vez más cansadas y todo quieren cogerme, que agobio.

La rambla de bajada me permite un ratito de tranquilidad, ya que no noto el aliento en la nuca del grupo perseguidor. Bajo tranquilo, pero no despacio, escuchando mis piernas que ya empiezan a quejarse e intentando convencerlas de que es ahora cuando tienen que empezar a correr. Salgo de la rambla y me meto directamente en la semipista que me llevará al avituallamiento del principio de la gran cuesta hacia las antenas. Y es aquí donde empiezo a sufrir de verdad, mis piernas ya no quieren correr, pero mi cabeza sabe que si paró no van a poder arrancar otra vez, y el grupo perseguidor cada vez más cerca.

No con poco sufrimiento, pero sin llegar a parar, consigo alcanzar el avituallamiento, pero ya con muy poquito tiempo de ventaja con mis perseguidores, que parecen que vienen fuertes y con ganas de pasarme. Bebo un poco y para arriba, intentando retrasar al máximo lo inevitable.

El primero que me pasa es Christophe, que después de coge un poco de aliento, se va hacia la cumbre, pronto Juanjo y Juan también me alcanzan y, aunque con menos facilidad que Christophe, me adelantan. Miro atrás esperando a que aparezca Pedro, pero parece que se ha quedado. Yo vuelvo apretar los dientes para intentar que no me metan mucho tiempo en la cumbre y que Pedro no me pille, que ya parece que lo oigo.

En la cumbre Juan y Juanjo están muy cerca, y los cojo con facilidad en el principio del cortafuegos, los dos bajan tranquilos.  A Christophe me cuesta un poquito más de tiempo, pero también consigo cogerlo, se pega como una lapa de la que no puedo zafarme. Tampoco es que este muy sobrado de fuerzas, pero hago todo lo posible por meterle un poco de tiempo para tener posibilidad de afrontar la ultima pista, donde seguro que Christophe corre más que yo, con un colchón de seguridad. No lo consigo y cuando llegamos a la pista los dos juntos, se que no voy a quedar primero, mis gemelos no pueden hacer cambios de ritmos y veo como mi rival en la carrera, aunque compañero de Club, se va separando lentamente de mi, separándose hasta que, ya dentro del enmarañado sendero de la zona de huerta, dejo de verlo.

Ahora tengo que preocuparme de los que vienen por detrás, son rápidos y peligrosos y no se cuanto les hemos sacado. Tranquilo y vigilante compruebo que nadie me va a quitar mi segunda y merecida plaza, mi mejor clasificación general en cualquier otra carrera disputada por mí. Disfruto del último repecho hacia la menta donde me esperan las incondicionales hinchas de SENDA, y mi compañero Christophe saboreando su primer puesto. Pero para completar la mañana, aparece Juanjo, que después de tener su pequeña lucha con Pedro, consigue el tercer puesto, elevando a gesta lo conseguido esa mañana por SENDA.




No hay comentarios:

Publicar un comentario