La mañana se levanta soleada, ya no queda ningún resto de las nubes de la noche y el sol ha sustituido al agua. Yo no estoy tan bien como el día; las agujetas empiezan aparecer, las piernas están anquilosadas, pero lo que más me preocupa es el dolor en la rodilla debido a mi última caída en la maratón de montaña. No me lo pienso mucho y me monto en el coche para ir a Cehegín a trotar un poquito por el Coto e las Maravillas, que seguro que me viene bien.
Si las piernas no pueden correr, más tiempo tengo para leer el mapa y así poco a poco voy encontrando los puntos. La primera parte de la carrera me sale perfecta, pero lenta. Cuando empiezo a calentar, las piernas se animan y aprieto el ritmo.
Ya pueden correr las piernas, menos tiempo para leer el mapa y empiezo a pasarme las balizas. Segunda parte de la carrera con muchos pequeños fallos, pero debido a que ya estábamos cerca de la meta, coincido con algunos corredores y me levantan las balizas.
Resultado final: segundo de mi categoría.
Conclusión: la orientación no es para personas tan impulsivas como yo, tengo que aprender a controlar los caballos que tengo dentro y a leer más el mapa, o correr 5 horas antes de una carrera de orientación.
| Coto de las Maravillas: magnífico lugar para hacer orientación. |
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