Salir de la rutina es fundamental, evitar repetirte semana
tras semana, variar tu rutinas, correr por diferentes parajes y esa multitud de
secretos que todos tenemos, hace que el devorar kilómetros en nuestros entrenos
se haga más llevadero.
Uno de mis secretos, ya que no puedo contarlos todos, es la
orientación. Poder elegir tú mismo el recorrido que te llevará de un punto a
otro, es el máximo exponente de correr en libertad por el monte. Alternar la
larga y dura salida del fin de semana con una carrera de orientación me da
pilas para seguir preparando con ahínco los exigentes retos que me he planteado
hasta fin de año.
- El problema: llegar a las carreras sin fuerza, pues después de tres horas de pura montaña del sábado, el domingo las piernas van un poco pesadas.
- La ventaja: cuando las piernas no corren, la cabeza tiene más tiempo para pensar, y las balizas me cuestan menos.
Este fin de semana la teoría no se cumplió, descanse el
sábado, para estar a tope en la urbana que nuestros compañeros de Lorca nos
tenían preparada. Urbana donde en la primera parte se tenía que ir muy despacio
debido a las enmarañadas calles del casco antiguo y aunque mis piernas pedían
guerra, mi cabeza pudo retenerlas.
Poco duro la hegemonía de la cordura sobre la potencia, pues
pasada la zona técnica, mis piernas tomaron el poder llevándome a multitud de imprecisiones. Haciéndose estas
más evidentes en la última parte del recorrido.
Sensaciones contrapuestas: divertido a la par que desanimado
por las suma de tantos fallos. Pero siempre agradecido por una gran
organización.
Este sábado también descansaré, pero no como antesala a una
carrera de orientación, sino para llegar con chispa a la media de Alhama, que
aunque no es un objetivo, me vendrá bien como test para lo que se avecina.
Pero esto es otra historia que ya os contare en próximas
entradas
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