La camiseta naranja de Calixto Javier Martínez (Wapaventura), me saca
del letargo,que el cansancio de mis piernas, hacia tiempo que había
arrastrado a mi cabeza. Viene fresco y corriendo. Yo hace tiempo que
voy de paseo.
En la segunda parte de la cronoescalada cambio en el chip, un resorte se
activa en mi cuerpo, se pone en marcha la maquinaria para que todo
empiece a funcional de nuevo. Solo queda esta subida. Tengo que
mantener el primer puesto de veteranos. ¡No me puede pillar!
La cosa empezó rara, atrapado en una salida complicada que me obligo
tener que acelerar en los primeros lances del juego. Y aunque pude
alcanzar a mis rivales directos justo en la ermita (final de la
primera subida), el desgaste ya se había producido.
¡Cómo eche de menos esas fuerzas malgastadas en el cortafuegos! ¡Qué
cerca llegue a tener a Alfonso de Moya (Club Falcotrail Cehegin)!
Pero siempre los excesos se pagan.
Empecé a notar algo al pasar el punto geodésico. El cuerpo no funcionaba
como en las últimas carreras, algo le pasaba. Bajo el ritmo y
empiezo a correr con la cabeza. Hago cuentas y calculo distancias al
cruzarnos en el tercer avituallamiento. Calixto lo llevo cerca, no
puedo relajarme mucho, esta en mi categoría.
Me alcanza José Alberto González (Wapaventura), que lleva ya un rato
tras de mi. Compañía entretenida para la larga bajada de transición
hasta el inicio de la contrarreloj. Intentamos no relajarnos en
demasía, pero se que no vamos rápido. Los de detrás nos están
recortando.
Y al empezar el plato fuerte de la comida, desconecto. Alberto intenta
subir corriendo el máximo tiempo posible, quiere hacer una buena
crono. Ángel Mayor (CEX Cartagena), que nos alcanza justamente al
empezar la fiesta, intenta seguirlo, pero éste es mas de andar. Yo me
queda anclado, subiendo muy poco a poco.
Solo miro hacia tras, no veo a nadie, eso hace que me relaje más. Me tomo
un descanso en el avituallamiento intermedio: bebo, como, sigo
andando. Otra vez hacia tras, no veo a nadie. Se lo que me espera y
mi cuerpo parece buscar excusas para no tener que afrontarlo.
Y cuando empiezo la escalada a la Atalaya, todo cambia. ¡Calixto! ¡A
Correr!
Las piernas responden, los ánimos ayudan y la cabeza controla. No se me
acerca. Mantengo las distancias. Si corono antes, ya si que no me
alcanza.
Sigo
controlando en los últimos Zigzag, y al pasar el puente colgante,
ya esta todo hecho. Últimos metros hasta meta disfrutando con
Alberto de mi primer puesto en esta nueva categoría que entreno.
La próxima ya más larga. La preparación para la Ultrafortalezas
sigue su camino. Pronto la Tinto Trail de 64 km por las tierra
yeclanas, donde iremos ajustándonos las tuercas. Pero antes
pasaremos por Calasparra para participar en el Trofeo Costa Cálida
de orientación. No solo de correr vive uno, a veces viene bien
pararse a pensar.
¡Pero eso son otras historias para próximas entradas!
Enhorabuena por la victoria!
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