I Oriol Extreme: Hoy no me tocó perderme

Después de una salida controlada por las calles de la urbanización, la subida a la Cruz nos pondría a todos en nuestro sitio. Aunque intento ir con los primeros, poco a poco se me van despegando Francisco José Diaz (Cex Cartagena) y Francisco Alfonso Nicolas (Espuña Trail), que hoy por hoy están en un gran estado de forma. Yo me conformo por aguantar la rueda del tercer clasificado y coronar en cuarta posición.



El cambio de terreno parece que me favorece y me lanzo con fuerzas renovadas a la caza de mis compañeros murcianos, o por lo menos a ver si puedo acercarme a ellos. El terreno se endurece y se hace más divertido. La señalización es perfecta, pero de repente; un cruce y dos caminos señalizados. Recuerdo las indicaciones de Daniel Martínez y me decanto por las señales rojas. Aun así, bajo el ritmo para verificar la elección con algún otro corredor. 



La cosa me mosquea cuando unos senderistas que cruzo, me indican que voy el primero de la carrera. ¿Donde se ha metido estos murcianicos? Me alcanza Javier Rufete (Wapaventura) y me confirma que los de delante se han perdido ¡Sin quererlo voy primero!

Pues ahora a correr. Estamos a mitad de la carrera y todavía faltan dos buenas subidas. ¿cuanto tiempo tardarán en darse cuenta? ¿Les dará tiempo a pillarme? ¿De los de detrás, alguien vendrá fuerte? ¿Será posible que pueda ganar la carrera? El llevar la cabeza entretenida hace que complete la primera parte de la siguiente subida de un tirón y casi sin darme cuenta. Pero por detrás las cosas se pone un poco tensas. 

Aparece una camiseta de color negro que, después de adelantar a Javi Rufete, se va acercando a mi de una forma peligrosa. Empiezo a flojear un poco, andando más de lo que me hubiese gustado en la última parte y más empinada subida hasta el corralito.

Mal día para Javier Rufete, que cuando estaba en la 2ª posición tuvo que abandonar por una inoportuna torcedura de tobillo

Intento apretar en la bajada técnica hasta las cabañas de madera, pero me doy cuenta de que no he podido sacarle muchos metros a mi perseguidor ¡Se me avecina un final apretado!

Parece que he ido regulando bien mis fuerzas, salvando con relativa facilidad el último escollo. Me ayudo de las cuerdas y pongo en práctica, olvidadas técnicas de escalada adquiridas hace años en la cercana Pared Negra. De mi perseguidor no se nada y yo me veo ya arriba. Hasta que me doy con otro cruce y esta vez elijo el camino erróneo.



Unos gritos me sacan de mi ensimismamiento para volverme otra vez a la carrera. Cabreado con mi mala suerte, regreso a la senda correcta, justamente cuando llega mi perseguidor. ¡Ahora si que parece que va a estar apretada la llegada!.



Me doy cuenta de que no va bien, está pagando los esfuerzos y no me cuesta seguirlo hasta que recupero un poco el aliento. Lanzarme en solitario hacia la meta, y esta vez si, conseguir un primer puesto. 





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